Jaime

Silvia Gruner
22 JUN '24 - 24 AGO '24

La relación entre objetos cotidianos emplazados y el uso de su propio cuerpo para generar narrativas críticas ha sido una constante en la obra de Silvia Gruner desde inicios de su carrera. Esta vez, no se trata de su propio cuerpo, sino del de otro. En ese otro cuerpo: uno opuesto al de ella, se proyectan una serie de preguntas que surgen de este encuentro entre fuerzas y energías contrarias.

Gruner fotografió a Jaime, el albañil que ha trabajado con ella durante los últimos tres años. Para esta serie fotográfica, la artista le pidió posar cargando unos tabiques (unidad mínima de la edificación) y sostenerlos en su cuerpo con unas cintas delicadamente tejidas en hilo de nylon color rosa, que el propio Jaime elaboró por encargo de la artista. El resultado son imágenes que revelan las complejidades que emergen de la interacción entre empleadora y empleado, entre mujer y hombre, entre artista y albañil.

El cuerpo, en palabras de Maurice Merleau-Ponty, se presenta como el vehículo de nuestro estar en el mundo y en esta exposición se convierte en un lienzo donde se inscriben las tensiones y fragilidades de dichas interacciones. Desde una posición de poder, en tanto empleadora, Gruner se encuentra inmersa en una paradoja: su vulnerabilidad como mujer sola frente a la fuerza física y potencialmente intimidante de Jaime, quien, a su vez, navega las aguas de la precariedad económica y social, revelando su propia fragilidad.

En buena parte de la obra de Gruner aparece un cuestionamiento a las performatividades de género, que siguiendo los planteamientos de Judith Butler, evidencian cómo las expectativas sociales moldean nuestras relaciones. En estas imágenes, la figura robusta de Jaime se suaviza a partir de las cintas rosas, tejidas por él mismo. Este acto de tejer: una actividad tradicionalmente asociada con lo femenino, se convierte aquí en un símbolo que atenúa las fronteras de esa otredad, revelando una dimensión más íntima y sensible de Jaime, que habilita un espacio de empatía y conexión que trasciende las jerarquías impuestas.

Las cintas diseñadas por Silvia y tejidas por Jaime, que sostienen el peso de los tabiques, delicadas pero resistentes, encarnan también la energía colectiva invertida en la construcción, ya sea de una estructura física o de un vínculo humano. Las imágenes de Gruner capturan la resiliencia o lo que ha apuntado Giorgio Agamben en su reflexión sobre la potencia: la verdadera fuerza que radica en la apertura a la vulnerabilidad. 

Jaime se erige, en última instancia, como un homenaje poético a la energía requerida para construir, no solo edificaciones, sino también relaciones humanas. La casa-estudio de Gruner deviene un espacio de encuentro donde se tejen historias de resistencia, colaboración y humanidad. A través de este trabajo, la artista nos invita a contemplar la construcción como un acto que entrelaza — mediante fragilidades compartidas — el delicado equilibrio sobre el que se sostiene la vida.

Sofía Mariscal

VISTAS DE LA EXPOSICIÓN

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